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Porqué / porque / por qué / por que Fuente: Diccionario RAE a)  porqué Es un sustantivo masculino que equivale a  causa, moti...

El ensayo

El ensayo



El ensayo es un tipo de composición escrita en prosa, relativamente breve, y en el cual se expone con cierta profundidad una interpretación personal sobre un tema. Predomina en él la trama argumentativa.
En general, los ensayistas  utilizan un lenguaje subjetivo, por medio del cual expresan sus opiniones y sentimientos con respecto al objeto de estudio.
Los temas del ensayo son muy variados. El escritor puede desarrollar ideas religiosas, filosóficas, morales, estéticas o literarias. Por eso, hay distintos tipos: filosófico, crítico, literario, etc.
El objetivo del ensayista es problematizar el tema que analiza sin la pretensión de imponer una postura ni de ser exhaustivo.

La estructura del ensayo
          En líneas generales, el ensayo no posee una estructura rígida, y esta característica lo diferencia de aquellos textos cuya organización formal y de contenido es, precisamente, muy rigurosa, como ocurre, por ejemplo, con los artículos de las revistas de divulgación científica o la monografía.
Aunque las subdivisiones en el interior del ensayo no son explícitas, conviene tener en cuenta que suele organizarse en introducción, desarrollo y conclusiones.

La introducción
En la introducción los autores vuelcan los datos que sirven para situar al lector respecto a las características  del ensayo, las circunstancias que motivaron su escritura y los objetivos que se persiguen. Entonces se explicita el tema elegido así como también la bibliografía que se usa como base de su análisis. Esta sección es el primer elemento organizador de los contenidos y en ella también se establece el alcance que tendrá el trabajo y se definen los conceptos que serán relevantes para el desarrollo del ensayo.

El desarrollo
También denominado “cuerpo del trabajo”, el desarrollo contiene el análisis y la consideración de las ideas que se desea transmitir, lo cual se expone una vez desplegados todos los aspectos introductorios. En esta sección se encuentra el trabajo personal del autor y se caracteriza por:
-     Lenguaje subjetivo: el autor expresa sus opiniones y sentimientos con respecto al tema tratado.
-     Originalidad: presenta una visión diferente y personal  sobre el tema tratado.
-  Discurso argumentativo: el autor propone una idea central que guiará el resto del trabajo. Incorpora distintos argumentos que le permitirán sacar conclusiones que probarán la validez de su planteo inicial.
Un recurso argumentativo muy utilizado para probar la validez del planteo es el de la cita de autoridad o cita textual.
-    Planteamiento de nuevas ideas: en un ensayo, se trata de plantear una nueva visión sobre un tema literario, sociológico o filosófico. Los autores dan a conocer sus análisis y nuevas lecturas a partir de trabajos anteriores, proponiendo otra mirada o datos nuevos que se hayan descubierto.

 Las conclusiones
     Al final del ensayo, el autor trata de destacar los puntos más importantes del trabajo y que permiten obtener una apreciación global de los resultados obtenidos. Debido a que es una sección de dimensiones reducidas, no se agrega información.

       Bibliografía
    Como el ensayo es un trabajo que comprende lectura e investigación, se deben citar los datos bibliográficos de los artículos, libros, páginas consultados.

Fuentes:  
AAVV. Literatura III.   Buenos Aires, Puerto de Palos, 2001.
AAVV. Lengua y Literatura I. Buenos Aires, Estrada, 2005.


Ensayo:

Una buena taza de té

George Orwell


    Publicado en el Evening Standard el 12 de enero de 1946. 

 

    Si buscas 'té' en el primer libro de cocina que cae en tus manos, seguramente no lo encontrarás; o a lo máximo hallarás un par de líneas con unas escuetas instrucciones que no contienen los puntos más importantes.
    Hecho curioso, no sólo porque el té es uno de los productos más importantes de la civilización de este país, de Irlanda, Australia y Nueva Zelanda, sino porque su método de preparación es motivo de las más violentas disputas.
    Cuando leo mis propias instrucciones para la taza perfecta de té, encuentro un mínimo de once puntos importantes. Dos de ellos son ampliamente aceptados, pero al menos cuatro son altamente controvertidos. He aquí mis propios once puntos, considerados por mí como reglas de oro:

    Primero: Uno debería utilizar té de la India o de Ceilán. El té chino tiene sus virtudes que hoy en día no deben ser despreciadas -es barato, y se puede beber sin leche- pero no es muy estimulante. Uno no se siente más sabio, más bueno u optimista después de beberlo. Cualquiera que utiliza la frase "una buena taza de té" siempre se refiere al té de la India.

    Segundo: El té debe prepararse en pequeñas cantidades, es decir, en una tetera. Un té preparado fuera de una urna siempre es insípido, como el té del ejército, que se prepara en grandes cacerolas, sabe a grasa y detergente. La tetera debería estar hecha de porcelana china o barro cocido. Las teteras de plata o de porcelana británica producen un té de inferior calidad y otras teteras aún son peor. Sin embargo, las teteras de estaño no están tan mal.

    Tercero: La tetera debe calentarse previamente. Es mejor hacerlo sobre una estufa de leña que llenándola de agua caliente.

    Cuarto: El té debería ser fuerte. Para una tetera de un cuarto y si quieres llenarla hasta el borde, seis cucharadas de té deberían ser suficientes. En tiempos de racionamiento, esto no se puede hacer cada día de la semana, pero yo mantengo que una taza de té fuerte vale más que veinte tazas de té débil. Todos los amantes del té no sólo lo quieren fuerte, sino que cada año lo preparan más potente –un hecho que se reconoce con una ración extra para los pensionistas.

    Quinto: El té debe colocarse directamente en la tetera. No utilices tamices, bolsas de tela u otros artefactos que aprisionan el té. En algunos países, el té se coloca en unas cestas colgantes para retener las hojas del té, que se supone son venenosas. En realidad, uno se puede tragar una considerable cantidad de hojas de té sin efectos secundarios. Si el té no está suelto dentro de la tetera, la infusión nunca es suficiente.

    Sexto: Uno debe ir con la taza hasta la tetera, y no al revés. El agua debe hervir en el momento del impacto, lo cual significa que debe estar sobre el fuego un segundo antes de verterla en la tetera. Hay gente que afirma que sólo debería utilizarse agua recién hervida, pero yo personalmente no he notado diferencia alguna.

    Séptimo: Hecho el té, uno debería removerlo o mejor mover la tetera y seguidamente dejar que las hojas se depositen en el fondo.

     Octavo: Uno debería beberlo en una buena taza de desayuno –es decir, la típica taza cilíndrica alta y no la plana y poco honda. En la taza cilíndrica cabe más y el té no se enfría antes de llevarla a los labios, como ocurre con la taza ancha y baja.

    Noveno: Uno debería retirar la crema de la leche antes de añadirla al té. La leche demasiado cremosa modifica el sabor del té.

    Décimo: Uno debe verter primero el té en la taza. Este es el punto mas controvertido; de hecho, en todas las familias británicas hay dos escuelas sobre el tema. La escuela de "la leche primero" puede tener algunos argumentos de peso, pero yo sigo opinando que mi argumento es irrefutable: al poner primero el té y removiéndolo mientras se vierte la leche, uno puede ajustar exactamente la cantidad de leche. En el caso inverso, uno podría haber puesto demasiada leche.

    Y por último: El té -excepto si se bebe al estilo ruso- debería beberse sin azúcar. Se muy bien que en este punto formo parte de la minoría. Pero ¿cómo puede un amante del té destruir su sabor metiendo azúcar? También se podría meter sal o pimienta... El té debe ser amargo, como la cerveza. Si lo endulzas, ya no sientes su sabor. Podrías crear un brebaje similar simplemente añadiendo azúcar a una taza de agua caliente...

    Alguna gente te dirá que no les gusta el té en sí, que lo beben para calentarse o estimularse y que necesitan ponerle azúcar para eliminar el sabor del té. A esta gente equivocada, yo le digo: "intenta beber té sin azúcar durante un par de días y es muy improbable que vuelvas nunca a estropearlo añadiendo azúcar".

    Estos no son los únicos puntos de la controversia sobre cómo beber té, pero son suficientes para mostrar lo sofisticado que se ha vuelto este tema. También existe todo esta misteriosa etiqueta social que envuelve la taza de té (por ejemplo ¿por qué se considera una vulgaridad beber el té del platito de la taza?) y existe mucho escrito sobre el uso secundario de las hojas de té, como por ejemplo leer el futuro, la predicción de una eminente visita inesperada, alimento para los conejos, curar quemaduras y limpiar la alfombra. Lo importante es poner atención a detalles como calentar la tetera y utilizar agua que está hirviendo para conseguir estas veinte tazas de buen y fuerte té a partir de una ración de onzas..

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